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Corrosión: Cómo Prevenirla y Proteger tus Materiales Metálicos

¿Qué es la Corrosión y Por Qué Debemos Prevenirla?

¿Cuántas veces has observado esas manchas color ocre en los materiales y te han saltado las alertas?

Si eso te ha pasado, es un buen indicador. Esa mancha informa del deterioro de un metal, que ocurre por los efectos del oxígeno, la humedad, la exposición a altas temperaturas y rayos UV, que desencadenan una reacción química que va corroyendo el metal y lo debilita.

La corrosión es un proceso electroquímico que deteriora los metales cuando interactúan con su entorno. Este fenómeno natural ocurre cuando el metal busca su estado más estable, generalmente en forma de óxido o sal, liberando energía en el proceso.

Cuando los materiales se encuentran en situaciones exigentes, los fluidos y los gases en contacto influyen en la forma y la velocidad del deterioro. Los costos asociados a la corrosión representan entre el 3% y 5% del PIB en países industrializados, lo que demuestra el impacto económico de este fenómeno.

Aunque estamos hablando de un proceso generalmente natural, no significa que no podamos hacer algo al respecto, al contrario, debemos tomar medidas. La corrosión de metales puede llevar a la pérdida de propiedades mecánicas y a la degradación estética de los distintos materiales. La corrosión puede afectar a todo tipo de mecanismos, desde cadenas, cerraduras y piezas complejas de un motor, hasta piezas simples como tornillos.

Evitar la corrosión es muy importante porque pueden verse afectadas las maquinarias y por consiguiente reducir la productividad. Identificar los primeros signos de corrosión te permitirá actuar antes de que el daño sea irreversible.

Factores que Causan la Corrosión

La corrosión no ocurre de manera espontánea, sino que es el resultado de la interacción entre el metal y diversos factores ambientales. Entender estos factores es fundamental para implementar medidas preventivas efectivas:

  1. Humedad y agua: El agua es uno de los principales catalizadores de la corrosión, especialmente cuando contiene sales disueltas que aumentan su conductividad.
  2. Oxígeno: La presencia de oxígeno es necesaria para muchos tipos de corrosión, ya que participa directamente en las reacciones de oxidación.
  3. Temperatura: Las altas temperaturas aceleran las reacciones químicas, incluyendo la corrosión. Por cada 10°C de aumento en la temperatura, la velocidad de corrosión puede duplicarse.
  4. Contaminantes atmosféricos: Sustancias como el dióxido de azufre, cloruros y óxidos de nitrógeno pueden acelerar significativamente el proceso corrosivo.
  5. pH del medio: Ambientes muy ácidos o muy alcalinos pueden aumentar la velocidad de corrosión de ciertos metales.
  6. Microorganismos: Algunas bacterias pueden causar o acelerar la corrosión, fenómeno conocido como corrosión microbiológica.
  7. Radiación UV: La exposición prolongada a rayos ultravioleta puede degradar recubrimientos protectores, dejando el metal expuesto a agentes corrosivos.

La prevención de la corrosión debe ser parte integral del mantenimiento de cualquier estructura metálica, considerando todos estos factores para desarrollar estrategias efectivas.

Tipos de Corrosión: Conoce sus Características y Efectos

Conocer los diferentes tipos de corrosión te ayudará a implementar las medidas preventivas más adecuadas. Los tipos de corrosión varían según el ambiente y los materiales expuestos a condiciones corrosivas. Existen varios tipos de corrosión que afectan a los metales de maneras distintas y con diferentes niveles de gravedad.

Corrosión General

La corrosión general es muy común y ataca toda la superficie del metal de manera uniforme. Es característica en grandes estructuras metálicas expuestas al aire libre, como puentes, torres y construcciones industriales. Este tipo de corrosión se caracteriza por:

  • Pérdida uniforme de material en toda la superficie expuesta
  • Formación de una capa de óxido visible
  • Progresión relativamente predecible
  • Cambio de coloración generalizado en la superficie

Aunque es el tipo más visible de corrosión, suele ser menos peligrosa que otros tipos porque permite predecir la vida útil del material y tomar medidas preventivas con anticipación.

La Corrosión Localizada y sus Diferentes Manifestaciones

La corrosión localizada puede encontrarse en partes metálicas de una maquinaria compuesta de varios materiales. A diferencia de la corrosión general, este tipo ataca áreas específicas del metal y puede ser mucho más peligrosa porque avanza en profundidad en lugar de extenderse por la superficie.

La corrosión localizada puede manifestarse como:

Picaduras: Son pequeños agujeros que penetran en el metal, comunes en el acero inoxidable. Las picaduras son particularmente peligrosas porque:

  • Pueden penetrar profundamente mientras resultan difíciles de detectar a simple vista
  • Crean concentraciones de tensiones que pueden provocar fallos catastróficos
  • Suelen ocurrir en ambientes con presencia de cloruros

Hendiduras: Este tipo de corrosión ocurre en espacios confinados donde el electrolito queda estancado, como uniones, soldaduras o bajo depósitos. Es común en instalaciones marinas y equipos industriales.

Corrosión Filiforme: Se presenta como filamentos finos que se desarrollan bajo recubrimientos como pinturas. Es común en aluminio y acero recubierto, y suele afectar la estructura y la estética del material.

Las zonas de soldadura son especialmente susceptibles a la corrosión localizada debido a cambios en la estructura del metal. Detectar la corrosión localizada en sus etapas iniciales es crucial para evitar fallos estructurales.

Entendiendo la Corrosión Galvánica entre Metales Diferentes

La corrosión galvánica ocurre cuando dos metales diferentes están en contacto en presencia de un electrolito. En este proceso, el metal menos noble (ánodo) se corroe mientras que el más noble (cátodo) queda protegido. Este fenómeno se basa en la diferencia de potencial electroquímico entre los metales.

Factores que influyen en la corrosión galvánica:

  • La diferencia de potencial entre los metales (cuanto mayor sea, más rápida será la corrosión)
  • El área relativa entre ánodo y cátodo (un ánodo pequeño con un cátodo grande acelera la corrosión)
  • La conductividad del electrolito (el agua de mar es un electrolito particularmente agresivo que acelera la corrosión galvánica)

Para prevenir la corrosión galvánica, es recomendable utilizar aislantes entre metales diferentes o seleccionar metales con potenciales electroquímicos similares cuando deban estar en contacto.

Métodos Efectivos para la Prevención de la Corrosión

Existen múltiples estrategias para la prevención de la corrosión, desde recubrimientos hasta protección catódica. Invertir en la prevención de la corrosión resulta mucho más económico que reparar los daños causados. A continuación, presentamos métodos efectivos para prevenir la corrosión:

  1. Selección adecuada de materiales: Usar materiales de alta calidad y adecuados para el entorno específico. En algunos casos pueden sustituirse los metales susceptibles por otros más resistentes, como el aluminio, el acero inoxidable o incluso materiales no metálicos como el plástico.
  2. Recubrimientos protectores: Aplicar pinturas, barnices o recubrimientos metálicos que actúen como barrera entre el metal y el ambiente corrosivo. La pintura es una forma muy efectiva ya que sirve de aislante.
  3. Control ambiental: Identificar las sustancias que van a estar en contacto con nuestros materiales y controlar factores como la humedad, temperatura y contaminantes.
  4. Uso de inhibidores de corrosión: Estas sustancias químicas, añadidas en pequeñas concentraciones al medio, reducen significativamente la velocidad de corrosión.
  5. Protección catódica: Técnica que convierte toda la estructura metálica en un cátodo, evitando así su corrosión mediante el uso de ánodos de sacrificio o corriente impresa.
  6. Mantenimiento preventivo: Mantener limpias y secas las estructuras y superficies metálicas. Esto ayudará a evitar que se cree un ambiente favorable para la corrosión.
  7. Barreras contra la humedad: Especialmente importantes cuando almacenamos materiales, es conveniente usar deshumidificadores y otros productos para absorber la humedad.
  8. Diseño adecuado: Crear estructuras que eviten la acumulación de agua y faciliten el drenaje, eliminando zonas donde pueda estancarse la humedad.

Aplicar tratamientos especializados y utilizar recubrimientos de grasa ideales para el mantenimiento de herramientas o para la limpieza de los componentes de las maquinarias es una práctica altamente recomendada en entornos industriales.

Selección de Materiales Resistentes a la Corrosión

La selección de materiales resistentes a la corrosión debe considerar las condiciones ambientales específicas a las que estarán expuestos. Aunque ningún material es completamente inmune, existen materiales resistentes a la corrosión que prolongan significativamente la vida útil de los equipos.

Entre los materiales con mayor resistencia a la corrosión encontramos:

  • Aceros inoxidables: Contienen al menos un 10.5% de cromo, formando una capa pasiva de óxido de cromo que protege el metal. Los aceros inoxidables austeníticos (series 300) ofrecen excelente resistencia en muchos ambientes.
  • Titanio y sus aleaciones: Ofrecen una resistencia excepcional a la corrosión, especialmente en ambientes marinos y químicos agresivos, aunque su costo es elevado.
  • Aluminio y sus aleaciones: Forman naturalmente una capa protectora de óxido que proporciona buena resistencia en muchos entornos.
  • Bronces y latones: Aleaciones de cobre con buena resistencia a la corrosión atmosférica y en agua dulce.
  • Polímeros y compuestos: Materiales como PVC, PTFE (Teflón), fibra de vidrio y resinas epóxicas son completamente inmunes a la corrosión electroquímica.

El acero inoxidable y el titanio son ejemplos de materiales resistentes a la corrosión ampliamente utilizados en la industria, especialmente en aplicaciones críticas donde el fallo no es una opción.

Para aplicaciones específicas, es recomendable consultar tablas de compatibilidad de materiales que indican la resistencia de diferentes metales y aleaciones frente a diversos agentes corrosivos.

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